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Los problemas de un simple esguince de tobillo.

En esta entrada os voy a hablar de una de las lesiones más comunes en la población, como es el esguince de tobillo. Un gran porcentaje de los pacientes que acuden al centro (y seguro que muchos de vosotros también, yo incluida) han sufrido uno alguna vez, por un resbalón, haciendo algún deporte, bajando las escaleras, andando con unos tacones más altos de la cuenta… Y la gran mayoría también ha sufrido más de uno, en uno o ambos tobillos, y en casi todos los casos, sin haber recibido una recuperación y un tratamiento adecuados (yo incluida también).

En la anamnesis o entrevista previa de los pacientes, siempre pregunto por lesiones antiguas, aunque hayan sido de hace mucho tiempo, y muchos me dicen: “Sí, bueno, algún que otro esguince, pero hace mucho tiempo”. Casi nunca le dan importancia, y resulta que sí la tiene.

Cuando se produce un esguince de tobillo, hay una distensión o sobreestiramiento del ligamento (el lateral externo, generalmente, el haz peroneo-astragalino), existiendo diferentes grados en función del alcance de la lesión: grado I (el ligamento se distiende, pudiendo existir o no microrroturas), grado II (hay un desgarro parcial del ligamento) y grado III (el ligamento se rompe completamente, y su tratamiento es quirúrgico). Debido al mecanismo de lesión (normalmente el pie se tuerce hacia dentro), además de la lesión de este ligamento, se producirán una serie de cambios en los tejidos, huesos y articulaciones circundantes, además de la consecuente inestabilidad del tobillo. Esto sucede porque el ligamento lesionado, (cuya acción principal junto con el resto de ligamentos, es mantener la articulación “sujeta”) no funciona correctamente, y este hecho incluso podrá mermar la acción del resto de ligamentos, aunque no hayan sufrido lesión.

Esquema de las partes del tobilloFuente: Wikipedia

Por ello, si el tratamiento no es el adecuado (inmovilización excesiva, ausencia de tratamiento de fisioterapia, no realizar ejercicios específicos de estabilidad y propiocepción del pie…), la lesión puede tener consecuencias a medio-largo plazo, pudiendo repercutir en otras estructuras, como las rodillas, las caderas o la columna lumbar. Esto se debe a que, en ocasiones pueden quedar molestias a las que no damos importancia, y nuestro cuerpo, que es muy sabio, siempre buscará las posiciones o cambios necesarios para que nuestro dolor desaparezca o disminuya, y hará que inconscientemente, se realicen modificaciones en la pisada, en las posiciones de los huesos del pie, en el centro de gravedad, etc.

Esto se ha constatado en las investigaciones y estudios a cargo de la doctora Tricia Hubbard-Turner, profesora de kinesiología en Carolina del Norte y experta en Medicina del Deporte. Durante varios años, la investigación de la Dra. Turner ha estado centrada en las lesiones crónicas articulares, especialmente en las de tobillo. En su último estudio, la Dra. y su equipo reclutaron a 20 individuos con inestabilidad crónica unilateral de tobillo y a un grupo control de 20 individuos sanos. Se les pidió que durante una semana llevaran un podómetro durante todo el día, y se les realizó el FAAM (Foot and Ankle Ability Measure), un cuestionario de 29 items, donde se valora la capacidad funcional del tobillo en las actividades deportivas (si se realizan) y de la vida cotidiana: caminar, estar de pie, subir escaleras, andar de puntillas, etc. Los resultados reflejaron que los individuos con inestabilidad crónica de tobillo se movieron mucho menos que los del grupo control, y su puntuación en el cuestionario FAAM fue más baja. Todo ello refuerza los resultados de estudios previos realizados por la Dra. y sus investigadores en ratones. Provocando esguinces de varios grados a varios ratones, aunque la lesión se curó, los ratones que habían sufrido los esguinces eran menos activos y más lentos.

Así que ya sabéis, aunque nos parezca que es una lesión sin importancia, puede tener secuelas de por vida si no se realiza un tratamiento adecuado. Ponte en manos de un fisioterapeuta y evita lesiones futuras ;-)

Y como bien dice la Dra. Tricia Hubbard-Turner en esta entrevista concedida al New York Times: “El tobillo es la base del cuerpo. No ignores un esguince”.

¡Hasta pronto!

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